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Fragmentos de Mr Gwyn - Alessandro Baricco

Se daba cuenta de que las premisas eran absurdas, pero precisamente por eso le atraía, ante la sospecha de que si uno le arrebataba a la escritura la posibilidad natural de la novela, algo haría ella para sobrevivir, algún movimiento, algo. ========== De hecho, desde que publicara la lista de las cincuenta y dos cosas que no volvería a hacer nunca más, Jasper Gwyn había acabado deslizándose hacia un aislamiento que otros interpretarían como un declive pero que él tendía a vivir como un alivio. ========== El muchacho trabajaba de fotógrafo, pero no parecía que hubiera mucha gente dispuesta a creérselo. De manera que de todo se ocupaba Rebecca: el alquiler, las facturas, la comida de la nevera. Él de vez en cuando desaparecía, luego regresaba. Sus cosas estaban allí. Rebecca tenía la costumbre de resumir la situación en términos muy elementales. Estoy enamorada de un gilipollas, decía. ========== Jasper Gwyn se preguntó si volvería a verla, y decidió que sí, en
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Fragmento de Cuatro por cuatro - Sara Mesa

"Creo en la reencarnación, pero dentro de esta misma vida. En las distintas vidas que se suceden dentro de esta vida. En el extrañamiento, en la ausencia de reconocimiento del que fuimos ayer. En la falta de sorpresa ante el que seremos mañana, aunque aún no podamos anticipar ni lo más mínimo qué forma albergaremos. Creo en la disolución de la identidad. Creo en la ruptura. Me rompieron a mí; creo por tanto en la imposibilidad de ser reconstruido."

Fragmentos de El amor en los tiempos del cólera - Gabriel García Márquez

El doctor Urbino se había dado cuenta desde hacía rato de cuánto iba a repudiar el recuerdo de aquella mujer irredimible, y creía conocer el motivo: sólo una persona sin principios podía ser tan complaciente con el dolor. ------------------------------------------------------------ Otra cosa bien distinta habría sido la vida para ambos, de haber sabido a tiempo que era más fácil sortear las grandes catástrofes matrimoniales que las miserias minúsculas de cada día. Pero si algo habían aprendido juntos era que la sabiduría nos llega cuando ya no sirve para nada. ------------------------------------------------------------ Lo despertó la tristeza. No la que había sentido en la mañana ante el cadáver del amigo, sino la niebla invisible que le saturaba el alma después de la siesta, y que él interpretaba como una notificación divina de que estaba viviendo sus últimos atardeceres. ------------------------------------------------------------ Alcanzó a reconocerla en el tumulto a t

Fragmentos de: Apropiación indebida - Lena Andersson

 El día en que descubrió el lenguaje y las ideas, dándose cuenta así de cuál era su misión en la vida, renunció a llevar una existencia costosa: comía barato, no descuidaba en ningún momento los métodos anticonceptivos, viajaba sin incurrir en demasiados gastos, no contraía deudas con bancos ni con personas particulares, y evitaba situaciones que pudieran alejarla de aquello a lo que quería dedicar su tiempo: leer, pensar, escribir y conversar. ========== —Porque estás enamorada de Hugo Rask y por tanto te atreverás a hacerle preguntas que a nadie más se le ocurrirían. —¿Qué te hace creer algo así? —¿Creer qué? —Que eso te hace plantear preguntas más atrevidas. Pensaba que era al revés, que el enamoramiento te despojaba del juicio y del sentido crítico. —Del juicio sí, desde luego, pero no del sentido crítico. Creo más bien que uno se vuelve más severo; pues si el amado resulta ser una persona lastimosa, contradictoria y débil, eso solo hace que lo ames aún más. ==========

Fragmentos de: Algún día este dolor te será útil - Peter Cameron

  Únicamente me siento a mis anchas cuando estoy solo. Relacionarme con los demás no es algo natural para mí sino que me tensa y me exige un esfuerzo y, como no lo vivo de una manera natural, cuando hago ese esfuerzo no tengo la sensación de ser yo mismo. Me siento bastante cómodo con mi familia, pero incluso con ellos a veces noto la tensión de no estar a solas. ==========   —Me resulta difícil explicar por qué no quiero ir. Lo único que puedo decir es que la idea de ir no me atrae nada. No quiero vivir en ese entorno social. Durante toda mi vida he estado con gente de mi edad y ni me gusta ni tengo mucho en común con ellos. Creo que todo cuanto quiero saber lo aprenderé leyendo libros: al fin y al cabo, eso es lo que haces básicamente en la universidad y yo puedo hacerlo por mi cuenta y no dedicar tanto dinero a algo en lo que no creo y no necesito. Con ese dinero podría hacer cosas mejores que ir a la universidad. —¿Por ejemplo? —me preguntó mi abuela. No le respondí porque de

Fragmentos de: Los renglones torcidos de dios de Torcuato Luca De Tena

Toda la terapia que le aplicarían sería repetir —ignoraba con qué frecuencia— sus gratísimas conversaciones con el doctor del pelo blanco, los lentes de oro y el corazón probablemente de lo mismo. ==========     —Es una pena que no hable usted —le dijo con sorna—, pues estoy segura de que su conversación sería muy amena. El hombre enarcó las cejas como si asintiera: "En efecto, mi conversación sería amenísima. ¡Pero ya ve usted lo que son las cosas!", parecía indicar. ==========     —¡Tengo miedo de pensar! —¡Pues no piense! ¡Es así de fácil! ¡Los que piensan, enloquecen! ¡Yo no pienso nunca! Por eso estoy sana. ¿Quiere una pastilla para dormir?  ========== ¡Ah, qué terrible es el sino de los pobres locos, esos "renglones torcidos", esos yerros, esas faltas de ortografía del Creador, como los llamaba "el Autor de la Teoría de los Nueve Universos", ignorante de que él era uno de los más torcidos de todos los renglones de la caligrafía divina!

Fragmentos de: Lo opuesto al amor de Julie Buxbaum

Estamos actuando bajo el influjo de un engaño cultural colectivo, aquel que exige un vínculo azaroso al acercarse a los treinta, un encadenarse a cualquiera que caiga a tu lado durante un particular juego de la silla musical. Esta es la única manera que tengo de poder explicarlo. ========== La primera vez que Andrew se rió mientras dormía, debería haberlo despertado y haber roto con él en el acto. Nadie merece ser tan feliz. Aunque, en vez de eso, acurrucaba mi cuerpo junto al suyo, pegaba mi tripa tensa contra su espalda y absorbía las vibraciones. Había confiado en que, fuera lo que fuese lo que lo hacía tan libre, tan puro, fuera contagioso. No lo era. ========== —Oye, Ruth, ¿cómo decidiste quién querías ser? —le pregunto, aunque eso no es exactamente lo que quiero saber. Lo que de verdad deseo preguntar, pero no lo hago, es cuándo me convertiré en quien se supone que tengo que ser. —Todavía no he resuelto quién quiero ser, querida —dice Ruth, contestando a mis dos preguntas,